viernes, 22 de abril de 2016

Recordaron a las muchachas de abril

Fotos de Eduardo Volpe

>>> A "Las muchachas de abril"
 
Compañeras, no me he olvidado de vosotras; ya lo sé, debo tener une estrella que me protege; por unas décimas de milímetro también yo estaba en la foto junto a ustedes. Vuestra juventud eterna me devuelve mi propio reflejo como un espejo deslustrado por el tiempo. Hasta siempre queridas, no me tengan rigor, no las abandono es tan sólo que yo estoy del otro lado del espejo…
Hace 42 años de esto, en abril de 1974, Laura, Silvia y Diana eran asesinadas de sangre fría en un apartamento del barrio Brazo Oriental en Montevideo. No lejos de allí, el mismo día, los mismos soldados, el mismo odio desencadenado, yo escapaba por no se qué milagro al mismo destino, porque la bala no quiso entrar en mi cuerpo, porque sólo me rozó dejando un agujero de mas de un centímetro de profundidad a la altura de la entrepierna, donde pasa la arteria femoral.
>> Una bala 9 mm destinada a matar, una bala del mismo calibre que las otras 38 encontradas en el cuerpo de Silvia o de las 44 encontradas en el cuerpo de Diana y las tantas más que recibió Laura. Una bala proveniente quizá de la misma arma o tirada por el mismo militar, ya que las ráfagas se sucedían desde las dos de la madrugada. Una bala por nada, una bala inútil, porque las personas mueren pero las ideas perduran, el miedo no cambia nada, ni tampoco el odio, la vida toma siempre su revancha tarde o temprano.
>> Aquella época fabricaba jóvenes intrépidos que querían cambiar la sociedad, el mundo injusto y sin piedad en el cual vivimos; jóvenes sinceros en sus propósitos pero sin un objetivo a largo plazo suficientemente claro, sin experiencia de las luchas sociales, sólo llevando su sueño en bandolera.
>> Pero la misma época fabricaba muertos, porque no había otro futuro para esos jóvenes que escapara a la lucha y la lucha era desesperada.
Esa generosidad huérfana, no era recompensada tampoco por el entorno; poca gente « normal » comprendía, sólo recogía las lágrimas de los padres, hermanos y otros seres queridos. Qué desperdicio !
Qué podíamos nosotros con 19 años, con nuestras esperanzas y nuestro entusiasmo frente al poder armado y al servicio de la burguesía con sus privilegios y sus posesiones que defender.
Salíamos de las escuelas y universidades con la cabeza llena de ideas de cambios políticos, de justicia, de justicia social y de equidad, pero estábamos destinados a ser seres de producción y de sufrimiento; elegimos no morir sin dar batalla pero nos convertimos en seres de venganza.
Las “muchachas de abril” eran tres de nosotros mismos como tantos otros, sacrificados ante el altar del ejemplo para todo un pueblo.
El 21 de abril de 1974 estaban solas, Laura y Diana esperaban un salvoconducto para refugiarse en Argentina. Silvia las albergaba y su esposo Washington había viajado a Buenos Aires para obtenerlo. Yo, mi compañero y mi bebé espérabamos el mismo salvoconducto en casa de la hermana de Silvia : Stella. Stella que hasta hace muy poco no dejó de luchar por que la verdad salga a la luz, Stella que fue mi hermana de infortunio y con quien tanto compartí.
Queridas, del otro lado del espejo os tiendo la mano, vengan, aproxímense, mírenme a los ojos, tienen que verse en ellos porque estarán allí en cada momento, forman parte de mi mirada por siempre.
Marisa
París 20 de abril de 2016

>>> Acto recordatorio el 21 de abril 2016 en Mariano Soler y Ramon de Santiago



 
  Viernes 22 • Abril • 2016


Marcas profundas

A 42 años de la ejecución de las “muchachas de abril”, familiares volvieron a reclamar “verdad y justicia”


Ramos de claveles blancos fueron colocados ayer sobre la 15ª Marca de la memoria, que recuerda a Diana Maidanik (22 años), Laura Raggio (19) y Silvia Reyes (19), tres jóvenes que fueron acribilladas a balazos por militares el 21 de abril de 1974. Los tres bancos de piedra blancos y la placa que las recuerda están enfrente a donde ocurrió la masacre, en Mariano Soler 3098 bis. En el breve homenaje participaron un centenar de personas, que se mostraron un poco más acongojadas que siempre, debido a la ausencia de una de las principales luchadoras por mantener viva la memoria de este caso: Stella Reyes, hermana de Silvia, fallecida el 1º de marzo. Su voz igual se escuchó, como todos los años, desde los parlantes, contando cómo el operativo encabezado por los generales Juan Rebollo, Julio César Rapela y Esteban Cristi, y los mayores José Gavazzo y Manuel Cordero, entre otros militares, llegó sobre las 2.50 al apartamento del barrio Brazo Oriental, ubicado justo donde la calle Mariano Soler dobla y se convierte en Ramón de Santiago, para asesinar a las tres jóvenes, una de ellas embarazada. Esa noche buscaban al esposo de Silvia, Washington Barrios Fernández, integrante del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, pero no lo encontraron, porque se había ido a Argentina. Entraron al apartamento donde vivían el padre, la madre, un hermano de diez años y otro de 16 del buscado, y el padre les informó que su hijo no estaba, y que tampoco estaba en el apartamento del fondo, donde vivía la esposa. Sin embargo, los militares irrumpieron igualmente donde Silvia, Diana y Laura dormían, después de haberse quedado juntas a estudiar, y las ejecutaron, ametrallándolas con más de 150 balas. Esa misma noche, los mismos militares detuvieron en otro operativo a Stella, que fue torturada y permaneció presa durante ocho años.
En el homenaje, que fue conducido por el periodista Alberto Silva y terminó con un breve recital del dúo Larbanois-Carrero, hablaron el alcalde del Municipio C, Rodrigo Arcamone, y familiares de las tres muchachas. Arcamone, de 31 años, recordó que conoció la historia por “un compañero que vivía en el 3102”, y afirmó que “eso es lo que hay que seguir haciendo, reivindicando las Marcas de la memoria en los barrios donde sucedieron tantas historias de lucha”. El hermano de Stella y Silvia contó la anécdota de que iba regularmente a la Gruta de Lourdes, al lado del Batallón de Infantería Nº 13, donde estaba presa Stella junto con otras mujeres, y soltaba palomas mensajeras a la hora en que las detenidas estaban en el patio, para que las vieran y mantuvieran la esperanza. Silva, por su parte, contó que después de masacrar a las muchachas los militares se quedaron en la casa, cenaron, y al otro día se llevaron todos los muebles y “hasta los tapones de la luz”. Todos los oradores reclamaron “verdad y justicia” para los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el período del terrorismo de Estado. El caso fue denunciado a la Justicia en 1985, pero se archivó cuando entró en vigencia la ley de caducidad. 20 años después se pidió su reapertura, pero en 2007 el juez Pablo Eguren dispuso el archivo del expediente, a pedido del fiscal Enrique Möller. El caso fue elevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y reabierto a pedido del Ministerio Público. Se tramita en el Juzgado Penal de 8º Turno.


>>> Homenaje a Las Muchachas de Abril Larbanois y Carrero .







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